Tierra reseca

El bloqueo del artista

Hace mucho que no me dejo caer por el blog. Hace mucho que no escribo y que no me siento con ánimo para ello. En realidad, nada que deba preocuparme. Recientemente he acabado mi segundo libro (con el que tengo que decidir qué hacer para que vea la luz) y estoy en un valle entre inspiraciones. Así que, esta entrada se va a centrar en ese bloqueo del artista que hace que pasemos periodos de inactividad por culpa de la falta de inspiración.

Ya ha dicho en miles de ocasiones uno de mis referentes, Antonio Colinas, que cada vez que acaba un libro, se siente totalmente vacío y se cree incapaz de volver a escribir. Muchas veces me pareció demasiado rotunda esa afirmación, pero ahora la veo con un entendimiento más profundo. Un proyecto del tipo que sea (sea un libro, sea un cuadro, una pieza musical, etc.) exige, si se ha hecho de la manera adecuada, todo el potencial de su creador. Después de tanto tiempo escribiendo poesía, escribiendo para un libro en concreto, con una temática, un estilo y unas necesidades concretas, ahora, ciertamente, no sé muy bien qué escribir.

Tengo escritos. He escrito, desde luego, pero me siento igual. No siento haber avanzado nada. Cada libro debe tener una intencionalidad clara, unas características que marquen la diferencia y unos recursos totalmente distintos. Si no, creo que se quedan en una colección de poemas que bien podrían estar expuestos en cualquier formato y cualquier extensión. Así, viendo que sigo escribiendo sobre lo mismo y de la misma manera, ha llegado a mí ese bloqueo, esa incapacidad para escribir durante horas y de buscar inspiración en cualquier cosa.

De nuevo, recalco: nada de lo que preocuparse. Estos momentos son algo natural y muy positivo para cualquier creador. Solo hay que saber aprovecharlos. Y me gustaría compartir aquí lo que estoy haciendo para orientar mis pretensiones y salir del bloqueo de una manera natural y poco traumática:

  • Lee. No pares de leer. Lee lo que te apetezca. No te agobies buscando nuevos estilos que no te llaman, ni intentes esforzarte como lector para mejorar como escritor. Eso lo dejo para cuando vuelva la inspiración. Ahora hay que disfrutar, aprender de manera amigable y no perder el contacto con los textos literarios. Aplica esto mismo a cualquier disciplina: inspirate a través de la recepción de lo que más te gusta.
  • Aunque no sea de tu agrado, no pares de escribir. En mi caso no estoy seguro de que lo que estoy escribiendo ahora vea alguna vez la luz, pero escribirlo me ayuda a comprender mejor mi situación. Poco a poco voy comprendiendo qué parte de mi estilo debe ser mejorada, qué temas no dan más de sí y hacia dónde quiero enfocar todos mis esfuerzos. Ahora estamos en un proceso de calibrado, no en la carrera en sí.
  • Aprende a apreciar el tiempo libre. Posiblemente, la rutina artística te bloquee mucho más que cualquier otra cosa, así que salte de ella. Muchas veces necesitamos distancia para ver todo con otros ojos. Disfruta de tus hobbies, de los amigos y de cualquier cosa lo más alejada posible de la actividad creativa. Aunque no lo parezca, todo tipo de actividad enriquece al creador y ayuda desde el silencio. Todo, a su modo, inspira. Así que, tal vez solo necesitemos un cambio de aires para mejorar.
  • Piensa en voz alta. Dale la lata a tus conocidos y a tus colegas creadores. La introspección está muy bien, pero es impresionante hasta qué punto logramos comprendernos mejor si contrastamos nuestros pensamientos con los demás. En verdad, por mi parte, poco estoy tratando de mi bloqueo con los demás. Sin embargo, no paro de pensar en voz alta sobre los problemas de hoy día, sobre sus posibles soluciones, sobre la sociedad, sobre el mundo que nos rodea, sobre artistas emergentes, etc. En el momento menos pensado, tu mente nublada empezará a esclarecer como un nuevo amanecer.
  • Nada de agobios. Y esto lo digo pensando en el mundo de la poesía. Los poemarios no dan de comer a casi ningún autor en estos días, así que no hay prisa por crear en ese aspecto. El problema aparece cuando tu trabajo es tu creación artística. Ahí ya comprendo yo que estos bloqueos pueden llegar a ser un gran problema. Pero la solución, desde luego, nunca es presionarse y agobiarse. «Vísteme despacio, que tengo prisa», una expresión que nos tendríamos que aplicar en muchas circunstancias de la vida.

¿Me servirá todo esto? De momento creo que de bastante, aunque no se puedan ver los frutos todavía. Tiempo al tiempo. Si tienes algún consejo mejor para mí y para quien nos pueda leer, no dudes en añadir un comentario. Te leeré encantado. Nos vemos en una entrada más continuada que estas últimas. Prometido.