Librería

Mi encuentro con «Cantata Soleá»

A Ramón Buenaventura

Atardece en los lamidos pólenes de la calle
heredera del tiempo y de los sudores del río
luce más blanca la presencia de una ventana
opaca entre lambas y bailes y bebedizos
de índoles gravosas portal negro sobre blanco
que succiona mis pies y mis pensamientos

Entro pasillo estrecho
estanterías empotradas
entre intelectos
madera crujiente
tras cada paso
libros antiguos
y no tan vetustos
de todas las formas
profundos ajenos
montañosos roedores
cúbicos helicoidales
tersos también
busco y registro
me pierdo mirando
incluso entre sílabas
hola Nobelty
qué bien te conservas
González Iglesias
gracias a Dios que
un ángulo te basta
estás arrinconado
y un Lázaro o Quijote
alguien heroico
o más bien Joyce
Coronado abrazada
al distópico año
mil novecientos
ochenta y cuatro
entre páginas
arropado
sobre páginas

Vela un libro mi mirada atento a saltar a mis manos
de súbito un autor desconocido así de inculto soy
la portada ojeo hojeo el interior para comprobar
que no hay trabas en la lengua que el verso
se expresa libre ancho sin paredes ni puntuaciones
más ancho que mi espacio vital más ancho
que la tienda que le da cabida y habla puro
pulcro libre también libre de idiomas barreras
geográficas que distan mucho de traer verdades

Cierro el libro
vuelvo al pasillo
librero distraído
con panfletos
le pago un precio
absurdo por tan
sabias palabras
encapsuladas
media vuelta y salgo

de nuevo a la calle ahora lunar peinada
por los vientos obtusos de silbido fresco